La semana pasada te contábamos cómo habíamos diseñado la zona de noche de este piso en la calle Goya, en pleno barrio de Salamanca. En el post ya te avanzábamos la distribución de las estancias que te mostramos hoy: el estar comedor con cocina integrada, el vestíbulo (que incluye un armario con sorpresa) y el baño de cortesía.
La cocina integrada. Un «open concept» pensado al detalle.
Recordarás (y si no, te invito a leer de nuevo el post) que habíamos optado por incorporar la cocina al estar. Ese gesto nos permitía ganar espacio para tres dormitorios, dos de ellos con baño en suite y vestidor.
Fue una decisión difícil porque nuestros clientes no terminaban de visualizar un salón “open concept” en una vivienda de lujo. Seguramente, tenían en mente la típica solución en la que la cocina está integrada en el espacio pero se sigue visualizando como una cocina al uso.
Nosotros estábamos ideando algo bien distinto. Integrar una cocina en un salón de lujo es posible pero la intervención va más allá de tirar un tabique. Hay que elegir con muchísimo mimo la distribución y los acabados. En uno de nuestros post más visitados te contamos todo lo que hay que valorar antes de tirar un tabique y traer la cocina a tu salón. No obstante, te avanzamos alguna de las cosas que tuvimos en cuenta.
Claves para un «open concept» de lujo.
- El suelo, sí o sí, debía ser el mismo que el del resto de la casa.
- El mobiliario debía dialogar de tú a tú con las carpinterías de la vivienda así que para los frentes de los muebles elegimos diseños lisos, sin tiradores ni tapajuntas, muy similares a las puertas y armarios del resto de estancias.
- Los electrodomésticos debían estar panelados. Créenos, es una de las cosas más importantes a tener en cuenta en este tipo de espacios.
- La campana, invisible. En este caso, por la posición de la vitrocerámica, optamos por un grupo filtrante. Si la zona de cocción hubiese estado sobre la barra, una campana empotrada hubiese sido la mejor solución. Cuando se trata de integrar bien una cocina, las campanas escultóricas no son una opción.
- Los acabados tampoco podían ser convencionales. Apostamos por una encimera de cuarzo con efecto mármol Calacatta a la que añadimos una barra de madera maciza. Una combinación espectacular, ¿no crees?
- Para hacer el espacio mucho más amable y elegante, previmos sobre la barra tres puntos de luz de los que descolgamos lámparas alámbricas de cobre.
- El lujo está en los detalles. La frase que hizo famoso a Mies Van der Rohe, cobra en estos casos un valor especial. Si te fijas, el zócalo de la cocina, que a menudo suele colocarse metálico, es en este caso blanco, como los rodapiés de la casa. También rematamos el espacio que quedaba entre el final de los muebles y el techo, dando una apariencia de armario a medida y empotrado, muy elegante.
El resultado, como puedes ver, es espectacular. La cocina no solo se integra perfectamente sino que se convierte en la gran protagonista de la casa.
El aseo y el vestíbulo: la carta de presentación de la casa.
El baño de cortesía es también el baño de servicio del tercer dormitorio de manera que apostamos por un baño completamente equipado. Incluye una ducha amplia y mucho espacio para almacenaje.
Se accede directamente desde el vestíbulo por lo que era importante diseñar bien la imagen que mostraba el baño cuando la puerta se quedaba abierta. Optamos por “evocar” un vestíbulo en zona del lavabo y combinamos un mueble de madera con cajones con un espejo redondo de gran formato y focos suspendidos del techo. El mueble, aunque parece a medida, es un diseño estándar. Diseñamos la tabiquería para que pareciese una pieza exclusiva. Cuando partimos de cero hacemos siempre que el espacio lo permite.
El inodoro está escondido en una pieza exenta. Algo muy francés que resulta una solución estupenda para baños de este tipo. Por una parte, permite ocultar la zona menos vistosa. Por otra, dota de una enorme versatilidad al baño. Puede ser usado por dos personas simultáneamente sin entorpecerse ni comprometer su intimidad.
En el vestíbulo, previmos un buen espacio para amueblar. No obstante, no cabe un aparador grande con almacenaje por lo que optamos por incorporar un par de armarios empotrados.
Uno de ellos permite colgar algunos abrigos y esconde el cuadro eléctrico y el router. Si te fijas, no hay cajas a la vista.
El otro alberga la lavadora, la secadora y la caldera, convirtiéndose en una pequeña lavandería. Extraemos así la parte más ruidosa de la cocina. Al estar integrada con el salón, es importante que los electrodomésticos más ruidosos (que además no se pueden panelar) no interrumpan el descanso en la zona de estar.
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