ARTURO SORIA II.
Programa exigente; resultados asombrosos.
Como ocurre casi siempre, en Arturo Soria también partíamos de una vivienda con una configuración muy obsoleta. Teníamos sobre la mesa una planta con un estar-comedor de unos 16 m2, cocina, 1 dormitorio doble y 3 individuales (uno de ellos especialmente pequeño), un baño completo y un aseo al que se accedía desde el dormitorio de servicio (el más pequeño de los cuatro). A excepción del dormitorio principal, ninguna de las habitaciones contaba con armario empotrado y, aparentemente, tampoco con espacio para poder instalar uno.
También como ocurre casi siempre, el objetivo de nuestros clientes era sumamente ambicioso. Necesitaban mantener los cuatro dormitorios pero también ganar espacio de almacenamiento en toda la vivienda, incluidos vestíbulo y cocina. A estas dos premisas ya muy exigentes, había que añadir la de completar el aseo y obtener así un segundo baño, imprescindible para su proyecto familiar a corto plazo. Por supuesto, teníamos que renovar también lo que no se ve y actualizar todas las instalaciones.
Afortunadamente, teníamos también algún bonus que nos iba a facilitar un poco el trabajo y que hacía que la redistribución que nos pedían no fuese del todo imposible.
Por una parte, contábamos con la ventaja de que uno de los dormitorios iba a ser usado como despacho para homeworking de manera que, al menos en una habitación, no estábamos condicionadas por las dimensiones de la cama o por la necesidad de incorporar espacio de almacenamiento para ropa.
Por otra, las dimensiones del vestíbulo y la cocina eran generosas y la posibilidad de reducirlas dando espacio a otras estancias jugaba a nuestro favor.
Para dar amplitud al salón planteamos un concepto abierto en el que cocina y estar-comedor comparten la misma superficie. El tamaño y la disposición de los espacios nos permitió incorporar un laundry independiente que resultó ser ideal para colocar los areneros de los dos gatitos que formaban también parte de la familia.
Con mucho cuidado y una dirección de obra muy rigurosa conseguimos reorganizar todo el vestíbulo al milímetro lo que nos permitió ampliar el aseo lo suficiente como para incorporar una ducha y añadir un armario amplio para abrigos y zapatos en la entrada.
En los dos dormitorios infantiles engrosamos el tabique divisorio para instalar sendos armarios empotrados y dotar así a ambos cuartos de espacio de almacenamiento, con mucho cuidado para que el espacio no se viese comprometido y asegurándonos en todo momento de que pudiese caber una cama individual. Parecía imposible pero no hay nada que un buen proyecto y una dirección de obra exhaustiva no puedan conseguir.
Elegimos acabados neutros para toda la vivienda (suelos de madera, puertas y paredes blancas, mecanismos eléctricos negros…) con toques de color en los baños y en los frentes de los armarios, que son grises.
El resultado es una vivienda mucho más funcional, adaptada a la familia, atemporal y revalorizada gracias a intervenciones sensatas y bien planificadas.