Como ocurre habitualmente con las viviendas con casi 100 años, nos enfrentábamos a una distribución muy obsoleta, ensuciada por dudosas reformas anteriores, que había que poner al día para una familia joven.
El reto en esto caso era hacer todas esas modificaciones manteniendo en lo posible algunos de los elementos originales: ventanas de madera, molduras muy ornamentadas en el estar-comedor, radiadores de hierro…
Esto que a priori parece asumible, a veces resulta incompatible con las demandas actuales de iluminación y confort, y se hace más difícil cuando hay cambios de distribución en la vivienda. Aun así, logramos mantener muchos de los elementos originales sin afectar funcionalmente al resultado. Como extra (algo habitual en nuestros proyectos) logramos la mejora de los espacios sin intervenir la estructura, esto es, sin tocar el muro de carga.
Para los elementos nuevos apostamos por el minimalismo y el look total white. La envolvente resultante es muy limpia y coherente y dialoga estupendamente con los elementos originales de la casa.